Especial Javier Fernández

Nosotros no tenemos ni idea de patinaje artístico.

    Pero lo que ha hecho Javier Fernández nos ha emocionado, motivado y puesto los vellos de punta.

    Tal vez muchos no sepan quién es Javier y no les culpo, pues como todos sabemos los medios de comunicación tradicionales apenas habla de otro deporte que no sea fútbol, a pesar de tener campeones mundiales y medallistas olímpicos en muchos otros deportes, como es el caso de Javier Fernández, de 24 años, que el pasado fin de semana ha ganado (por segunda vez) el campeonato del mundo en Boston.

    Un poquito de su historia.

    Hay momentos en la trayectoria de este genio (considerado mejor patinador español de la historia), que bien servirían para hacer un biopic de talento y superación.

 Con seis años ya apuntaba a maneras sobre el hielo. Pero era tan bueno que no sentía necesario entrenarse mucho, y su futuro peligró. Entonces lo vio un tipo llamado Nikolái Morozov, antiguo entrenador ruso, que viendo su potencial le ofreció llevárselo a Estados Unidos y entrenarlo allí. Tomar esa oportunidad fue el comienzo de su exitosa carrera.

 En 2015 ganó su primer título mundial sorprendiendo a todo el mundo. Pero lo de este año ha sido sublime, y merece ser contado a modo de película.

   Su situación en las listas de posición estaba por debajo del podio, y necesitaba un mínimo de 12 puntos para superar al primero, un chino llamado Yuzuru Hanyu. Al empezar el número, esa tensión se percibe en la voz de la comentarista, en la mirada de Javier, y cuando la música comienza nos quedamos todos en vilo, aterrados ante la idea de que, teniendo su número tanta complejidad técnica (4 cuádruples giros, entre otros elementos) es muy fácil dar un patinazo y mandar el campeonato a los escombros.

 Pero Javier está dispuesto a bordarlo.

   Sus expresiones, sus gestos, los movimientos de sus dedos; la música, el vestuario, la coreografía. Todo es increíble. Todo fluido como si no pensara en el campeonato ni en los puntos. Como si en lo único que pensara fuera en divertirse y darlo todo por su pasión, su arte, los que le apoyan y por sí mismo. Así es que, conforme se libera la tensión de las primeras dificultades superadas limpiamente, Javier se viene arriba, dispuesto a bordar ese ejercicio pase lo que pase.

Después de un final que pone los vellos de punta, en el que el público se pone en pie y aplaude efusivamente mientras Javier aún está actuando, en el que le ha salido todo clavado y las comentaristas lo están “flipando” atónitas; en que los niños y niñas aparecen patinando en la pista para recoger las flores y peluches que le lanzan como si fuese un antiguo caballero que regresa victorioso de una batalla… Javier Fernández no solo consigue los 12 puntos que necesitaba para su premio, sino que, con dos notas de 10, alcanza 16 puntos… y se alza campeón del mundo por segunda vez.

    Nos encanta. Nos encanta y emociona que su rival en el primer puesto, el chino llamado Yuzuru, se incline respetuosamente ante él. Nos encanta cómo el bicampeón del mundo se dobla hacia atrás de felicidad. Más nos encantan aún las caras que pone su entrenador Brian Orser, como intentando mantener la compostura sin conseguirlo del todo...

    En definitiva. Enhorabuena, Javier. Es una maravilla verte actuar. Es una maravilla ver que los sueños se pueden incluso Bicumplir, si se trabaja en ellos y se está dispuesto a darse infinitos culetazos contra un suelo duro y frío.

               No te pierdas el vídeo de la actuación!

¿Qué os parece la actuación de Javier Fernández? ¿Sobre qué otros deportistas o personajes ignorados por la prensa creéis que se debería hablar más? ¿Sabíais que unos patines de competición buenos cuestan más de 1.000€?

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